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Segmentos

Las aguas amargas

“La vida de los redimidos no está exenta de dificultades en medio de las cuales Dios pone a prueba nuestra fe y nuestra disposición a la obediencia”

Inmediatamente después de ser liberados de manera definitiva de la esclavitud egipcia mediante el paso del Mar rojo, el pueblo de Israel tuvo que afrontar su primera dificultad en el desierto: “Llegaron a Mara, lugar que se llama así porque sus aguas son amargas, y no pudieron apagar su sed allí. Comenzaron entonces a murmurar en contra de Moisés, y preguntaban: «¿Qué vamos a beber?» Moisés clamó al Señor, y él le mostró un pedazo de madera, el cual echó Moisés al agua, y al instante el agua se volvió dulce. En ese lugar el Señor los puso a prueba y les dio una ley como norma de conducta” (Éxodo 15:23-25). Mara representa, así, las experiencias amargas que hacen las veces de prueba en la vida cristiana y que eventualmente se repetirán, como se nos informa que sucedió también más adelante en Refidim, en el Sinaí y en Taberá, de manera expresa. En todos estos casos, a la postre Dios intervino, como en Mara, a favor de su pueblo de maneras milagrosas para surtir su necesaria provisión y no dejarlos desamparados ni a su suerte, de modo tal que la confianza del pueblo en su provisión y cuidado se fuera afianzando gradualmente y también su disposición a la obediencia a sus leyes, a pesar de todo. Las pruebas de Dios buscan, pues, moldear nuestro carácter y llevarnos a madurar en la fe y si bien pueden experimentarse de manera más severa en el desierto, nunca se encuentran ausentes tampoco en la tierra prometida, siendo la vida misma en nuestras actuales condiciones de existencia un periodo de prueba para los creyentes con miras a la eternidad y la vida venidera

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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