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Segmentos

Nuestras lámparas encendidas

"Ya desde tiempos antiguos Dios nos exhorta e ilustra gráficamente sobre la necesidad de estar siempre bien preparados a la espera de Su regreso”

Entre los muchos usos provechosos del aceite en el Antiguo Testamento se encuentra su utilidad como combustible para alumbrar, en particular en lo que tiene que ver con las lámparas del santuario, respecto de las cuales leemos: “»Ordénales a los israelitas que te traigan aceite puro de oliva, para que las lámparas estén siempre encendidas. Aarón y sus hijos deberán mantenerlas encendidas toda la noche en presencia del Señor, en la Tienda de reunión, fuera de la cortina que está ante el arca del pacto. Esta ley deberá cumplirse entre los israelitas siempre, por todas las generaciones” (Éxodo 27:20-21). La instrucción de mantener siempre encendidas estas lámparas implicaba el cuidado por mantenerlas en todo momento bien provistas de aceite. Jesucristo hace una aplicación de este uso del aceite en la parábola evangélica sobre las vírgenes o jóvenes solteras que hacían de damas de honor en una boda judía del primer siglo narrada en Mateo 25:1-13, cinco de las cuales son calificadas de prudentes y las otras cinco de insensatas, señalando que la insensatez de éstas últimas consistió, justamente, en no disponer de provisión de aceite extra por si el novio tardaba más de lo esperado, como podía suceder eventualmente, simbolizando tal vez con esto la ausencia de una relación genuina de muchos creyentes meramente profesantes con Cristo, en virtud de una auténtica conversión que nos habilite para esperar su regreso con esperanza, expectativa, anhelándolo y estando siempre preparados, pues esta preparación es tan personal que no puede adquirirse a último minuto

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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