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Se doblará toda rodilla

"Llegará un día en que todas las naciones y pueblos del mundo sin excepción tendrán que doblar sin más su rodilla ante Dios y alabarlo sin reservas”.

El elemental reconocimiento, la sumisión y la sujeción y obediencia debida a Dios por parte de todos los hombres es algo que no vemos en el mundo, ni hoy, ni a través de la historia debido en gran medida a que este mundo es, por lo pronto, en palabras de C. S. Lewis: “una parte del universo ocupada por los rebeldes. Un territorio ocupado por el enemigo”. Pero esta es una situación temporal que terminará cuando Dios en la persona de Cristo regrese a desalojar a los invasores que ocupan este mundo y ejercen sobre él cierto dominio “de hecho”, pero nunca en derecho, tratando de imponer su ley en él. El salmista nos invita, pues, de este modo: “¡Alaben al Señor, naciones todas! ¡Pueblos todos, cántenle alabanzas! ¡Grande es su amor por nosotros! ¡La fidelidad del Señor es eterna! ¡Aleluya!” (Salmo 117:1-2), anticipando así el día en que todos los hombres de todos los pueblos y naciones tendrán que reconocer a Dios y someterse a él, ya sea con alegría, convicción y de la mejor buena gana, con rendida confianza, como lo haremos ya de modo definitivo y perfecto los creyentes en la iglesia, o incluso a regañadientes y a su pesar, con resignada impotencia, como tendrán que hacerlo los impíos impenitentes del mundo entero a lo largo de los tiempos, momento culminante, apoteósico y concluyente de la historia actual en el que, como lo anuncia el apóstol Pablo en Filipenses 2:10-11, finalmente ante el nombre de Jesús se doblará toda rodilla, tanto en el cielo como en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor, para la gloria de Dios Padre

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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