La Biblia revela con claridad y suficiencia la existencia de esas poderosas entidades espirituales de carácter personal creadas por Dios, ꟷal igual que nosotros, pero con anterioridad a nosotrosꟷ, que conocemos con el nombre de “ángeles” y a quienes el salmista describe en estos términos: “Alaben al Señor, ustedes sus ángeles, paladines que ejecutan su palabra y obedecen su mandato” (Salmo 103:20). Y si bien ellos son también fuente de resistencia y oposición a Dios en la medida en que uno de ellos del más alto rango: Lucifer, encabezó una rebelión contra Dios arrastrando tras de sí a una tercera parte de ellos; quienes no se unieron a esta rebelión sino que se mantuvieron fieles a Dios desempeñan importantes y muy variadas funciones al servicio de Dios y de Su causa, entre las que se destaca su labor de mensajeros, que es lo que significa fundamentalmente la misma palabra “ángel” en el hebreo. Es a ellos, pues, a quienes se refiere así, de forma poética, el salmista: “Haces de los vientos tus mensajeros y de las llamas de fuego tus servidores” (Salmo 104:4), como lo ratifica en el Nuevo Testamento la epístola a los Hebreos al citar este pasaje: “En cuanto a los ángeles dice: «Él hace de los vientos sus ángeles, y de las llamas de fuego sus servidores»” (Hebreos 1:7), añadiendo un poco más adelante esta estimulante información mediante una pregunta retórica: “¿No son todos los ángeles espíritus dedicados al servicio divino, enviados para ayudar a los que han de heredar la salvación?” (Hebreos 1:14), haciendo de los creyentes beneficiarios puntuales de su ayuda
De los vientos Tus mensajeros
"La doctrina de los ángeles no es tan detallada como la iglesia lo ha pretendido, pero está expuesta con suficiencia y claridad en las Escrituras”






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