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¿Y quién es mi prójimo?

“Nos desentendemos del prójimo cuando sustituimos los nombres propios por generalizaciones como ‘la humanidad’ o ‘la sociedad’”

Al responder a quien lo interrogaba sobre lo que debemos hacer para heredar la vida eterna, señalando el amor a Dios y al prójimo como el principal de los mandamientos que resume toda la ley y los profetas, el Señor Jesucristo recibió como réplica la siguiente nueva pregunta: “Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús: -¿Y quién es mi prójimo?” (Lucas 10:29). Y es que el simple hecho de preguntarnos quién es nuestro prójimo delata ya un intento vano de justificación que quiere eludir el amor al prójimo, pues como lo indica la palabra en sí misma, el prójimo es el individuo o los seres humanos más próximos a nosotros en cualquier circunstancia y con nombre propio, por lo que la misma pregunta sobra y es improcedente. Prójimo es, pues, la categoría más amplia, incluyente y generalizada, capaz de abarcar la totalidad de lo que designamos a veces como “humanidad” o “sociedad” de manera muy convenientemente distante e impersonal, pero también, y en consecuencia, a todos nuestros semejantes uno a uno, sin ningún tipo de discriminación ni prejuicio, comenzando, por supuesto, por nuestros seres queridos, amigos y vecinos hasta nuestros enemigos en la medida en que se encuentren próximos o cercanos a nosotros de una manera personal, palpable y concreta, como lo dejó en claro el Señor Jesús al ilustrarlo con la parábola del buen samaritano en la que fue justo éste último y no sus propios compatriotas, quien se compadeció finalmente del judío asaltado y hallado en desgracia en el camino a Jericó, a pesar de la enemistad ancestral que existía entre judíos y samaritanos.

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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