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Segmentos

Verdaderos servidores públicos

“El político se sirve de los demás con miras a elecciones. El estadista sirve a los demás con miras en futuras generaciones”

Existen sectores de la iglesia que han satanizado la política buscando marginarse y desentenderse por completo de ella, mientras que otros sectores han permitido que la política dicte la agenda de la iglesia, politizando el cristianismo de manera culpable e inconveniente. Pero el Señor Jesucristo no condenó la política, a pesar de reconocer con su silencio al respecto al no desmentirlo, el dominio de hecho, −pero no en derecho− que Satanás ha venido ejerciendo sobre ella cuando éste declaró: “−Sobre estos reinos y todo su esplendor −le dijo−, te daré la autoridad, porque a mí me ha sido entregada, y puedo dársela a quien yo quiera” (Lucas 4:6). Sin embargo, Cristo no ha renunciado a su gobierno sobre el mundo y la política, así lo haya cedido de manera parcial y provisional al diablo, pues sigue siendo cierto que: “Míos son el consejo y el buen juicio; míos son el entendimiento y el poder. Por mí reinan los reyes y promulgan leyes justas los gobernantes. Por mí gobiernan los príncipes y todos los nobles que rigen la tierra” (Proverbios 8:14-16) y que “… no hay autoridad que Dios no haya dispuesto…” (Romanos 13:1). Por eso la política es una actividad legítima para un cristiano, pero con actitud de estadista y verdadero servidor público y no con la actitud del político tradicional, pues: “… entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor, y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de los demás; así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos” (Mateo 20:26-28)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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