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Venciendo la esclavitud al miedo

“El valor consiste en superar el miedo propio del instinto de conservación cuando hay en juego valores superiores a la vida misma”

Se requiere valor por parte de los creyentes, no sólo para morir cuando hay en juego valores superiores a la vida misma, como lo han ilustrado los mártires a lo largo de la historia; sino también y sobre todo, cuando debemos optar por vivir vidas dignas que honren a Dios y a los valores de Su reino. Porque los mártires, con todo y lo ejemplares e inspiradores que puedan ser para la iglesia en un momento dado, son, afortunadamente, casos de excepción, mientras que el valor para escoger vivir vidas dignas sí es algo que pesa sobre la abrumadora mayoría restante de creyentes a lo largo de la historia. Así, pues, se requiere tanto valor para morir por sus convicciones, como para, gracias a ellas, vivir vidas que valgan la pena y dejen tras de sí legados memorables, aunque estos no trasciendan a los libros de historia ni a las noticias del día, sino que permanezcan en el valioso anonimato de su círculo de influencia y de las cosas que sólo Dios puede ponderar de manera justa y apropiada. Se necesita, entonces, que combatamos no sólo el miedo a morir cuando así se nos requiera eventualmente, sino también el miedo a vivir con la dignidad que nos corresponde como seres humanos y como hijos de Dios, cuando parece más fácil y menos esforzado y sufrido dejarse llevar por las circunstancias y las corrientes de las mayorías, para no desentonar. Y esta capacidad es algo que nos viene dado también por Dios de modo que, mediante la fe, podamos experimentar lo dicho por el apóstol: “Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: «¡Abba! ¡Padre!»” (Romanos 8:15)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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