Las Escrituras indican a menudo que Dios guía a sus hijos a través del sufrimiento antes que alcancen su gloria. Y si bien la Biblia nos advierte específicamente contra el sufrimiento que eventualmente tendremos que padecer por mantener nuestra fidelidad a Dios, de cualquier modo el sufrimiento del creyente en esta vida abarcará desde el que tendremos que asumir como consecuencia de la disciplina divina para hacernos volver al camino cuando incurrimos en desobediencia, como le sucedió a Jonás en el vientre del gran pez por resistirse al llamado de Dios para ir a Nínive; hasta el llamado a moldear nuestro carácter en medio de las persecuciones por motivos de conciencia propio de nuestra condición de creyentes con la que el mundo nunca simpatizará; o finalmente el ocasionado por las pruebas a las que la fe es sometida eventualmente, como el proverbial caso del patriarca Job. De hecho, la gloria futura es parte de la herencia de cada creyente en su condición de hijo de Dios y alimenta una esperanza que involucra no sólo a los individuos, sino a la creación entera a una escala cósmica de tan gloriosa y eterna transformación, que trasciende de lejos lo que suceda en la Tierra, nuestro pequeño y muy querido planeta azul. Transformación de tal magnitud que hará que cualquier sufrimiento presente sea anecdótico y nada más, pues: “… si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros” (Romanos 8:17-18)
Aflicciones presentes y gloria venidera
14 diciembre, 2022
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“La duración del sufrimiento nunca se compara con la de la gloria, lo cual hace que el primero sea sólo parte del anecdotario”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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