Ante el desafiante y atrevido requerimiento de señales milagrosas por parte de sus contemporáneos, el Señor Jesucristo se negó a otorgarlas indicando que la señal de Jonás era más que suficiente para establecer su identidad y la veracidad de sus palabras: “Esta generación malvada y adúltera busca una señal milagrosa, pero no se le dará más señal que la de Jonás.» Entonces Jesús los dejó y se fue” (Mateo 16:4). En efecto, “…así como tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre de un gran pez, también tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en las entrañas de la tierra” (Mateo 12:40) en clara alusión a su muchas veces anunciada muerte y resurrección posterior. Pero la señal de Jonás no es tan sólo una señal de la milagrosa resurrección de Cristo que valida y ratifica la veracidad de la Palabra de Dios en los evangelios en particular y en toda la Biblia en general; sino también de la elección divina por la que Él nos escoge de manera soberana, como a Jonás, para prestarle un privilegiado, honroso e ineludible servicio a Su causa junto con la responsabilidad que nos concierne a todos sin excepción en relación con Dios. Asimismo, la breve historia de Jonás pone de manifiesto la omnipresencia por la que Dios está en todas partes y la omnisciencia por la que Él todo lo sabe y no podemos, entonces, engañarlo ni huir de Él y, finalmente, su omnipotencia por la está dispuesto a utilizar Su poder y manifestar así Su buena voluntad hacia los suyos para preservarlos y sustentarlos en las situaciones más críticas y amenazantes como la vivida por el profeta. Así, pues, ¿qué otra señal necesitamos?
Tres días y tres noches
27 febrero, 2022
2 Lectura mínima
“Antes de pedir señales de Dios buscando ponerlo a prueba debemos considerar atentos las que ya nos ha dado e interpretarlas bien”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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