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Milagros a la carta

“Ofrecer milagros a la carta es la mejor manera de “vacunar” a muchos contra el evangelio cuando no obtienen el milagro que buscan”

Dios puede, ciertamente, hacer milagros, al punto que sostener y afirmar Su existencia implica, de manera lógica y completamente racional, afirmar también la posibilidad de los milagros, a despecho de los científicos naturalistas y ateos o los teólogos liberales que niegan tajantemente esta posibilidad. Sin embargo, una cosa es afirmar la posibilidad de los milagros por parte de Dios, como lo hacemos los cristianos de todas las ramas y denominaciones, y otra sostener que la iglesia puede ofrecer y hasta garantizar milagros “a la carta” a quienes así lo requieran, como lo hacen las iglesias pentecostales y carismáticas en cabeza de sus dirigentes, atribuyéndoles la capacidad de hacer milagros a voluntad al estar investidos, según se afirma, con el propio poder de Dios por medio de los dones milagrosos del Espíritu Santo, ignorando con altiva presunción la soberanía de Dios por la cual Él hace lo que quiere y considera más adecuado en un momento dado por encima de la voluntad y los deseos humanos. Las mal llamadas “campañas de milagros” que muchas de estas iglesias organizan son, entonces, contraproducentes pues prometen cosas que no pueden cumplir, generando expectativas irreales en quienes asisten en busca del milagro prometido y salen decepcionados, cuestionados, frustrados e indispuestos hacia el evangelio al no obtenerlo, olvidando de paso la advertencia del Señor: “Esta generación malvada y adúltera busca una señal milagrosa, pero no se le dará más señal que la de Jonás.» Entonces Jesús los dejó y se fue” (Mateo 16:4)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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