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Traicionando a Dios

“Cada vez que pecamos cometemos traición contra nuestro Creador y violentamos destructivamente nuestra naturaleza humana original”

Dado que Dios es nuestro Creador y nosotros los seres humanos somos las criaturas culminantes de su actividad creadora, nuestra desobediencia a Él no es un asunto superficial o de poca monta, por más que intentemos bajarle el tono al tratar el pecado de manera trivial mediante eufemismos que suavizan su impacto, como cuando afirmamos que, simplemente, cometimos un “error” o una “equivocación”, sin mayor alcance ni seriedad. Pero lo cierto es que, si Dios es el Creador y nosotros tan sólo la más exaltada de sus innumerables criaturas en el cosmos, todas las cuales, con la excepción nuestra, obedecen lo establecido por Dios para todas ellas; todo acto de desobediencia o deslealtad a Él de nuestra parte es, como lo designó el teólogo R. C. Sproul, un acto de “traición cósmica”, contra nuestro Creador. Así, pues, no sólo Judas Iscariote cometió traición a Dios al entregar a Cristo a sus verdugos por unas cuantas monedas, sino Pedro al negar tres veces al Señor y cualquiera de nosotros cuando lo desobedecemos de cualquier forma, por insignificante que pueda parecernos. Razón más que suficiente para preguntarnos, como el profeta: “… Son tan puros tus ojos que no puedes ver el mal; no te es posible contemplar el sufrimiento. ¿Por qué entonces toleras a los traidores? ¿Por qué guardas silencio mientras los impíos se tragan a los justos?” (Habacuc 1:13), incluyéndonos a nosotros mismos dentro de los traidores en cuestión, pues vistas las cosas de este modo, nadie está en condición de arrojar la primera piedra declarándose inocente.

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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