En su soberanía Dios puede disciplinar a su pueblo recurriendo a pueblos paganos, cuya conducta sea eventualmente más impía e injusta que la de su propio pueblo y ameritaría, por tanto, también medidas punitivas de su parte más urgentes y severas que las aplicadas a su propio pueblo. Ese fue el caso reiterado de Israel que, al alejarse repetidamente de Dios y de su obediencia a Él para volverse a los ídolos y prácticas pecaminosas de los pueblos paganos, dio lugar de manera recurrente al juicio divino sobre la nación mediante la derrota y opresión sufrida a manos de imperios antiguos como los egipcios, los asirios, los babilónicos, los griegos y los romanos, a los que a su vez, después de servirse de ellos para tratar con su pueblo, también confrontó de manera sucesiva en su momento, al propiciar el surgimiento de un nuevo poder político que asumía la supremacía del mundo antiguo, relevando y pasándole providencial cuenta de cobro al imperio anterior por todas las atrocidades cometidas durante todo su periodo de hegemonía, algo que el profeta Habacuc no tuvo presente al cuestionar desconcertado y con total honestidad el castigo infligido a Israel por los despiadados caldeos o babilónicos, por determinación divina: “Estoy incitando a los caldeos, ese pueblo despiadado e impetuoso, que recorre toda la tierra para apoderarse de territorios ajenos… Son tan puros tus ojos que no puedes ver el mal; no te es posible contemplar el sufrimiento. ¿Por qué entonces toleras a los traidores? ¿Por qué guardas silencio mientras los impíos se tragan a los justos?” (Habacuc 1:6, 13)
Los paganos, verdugos de Dios
12 diciembre, 2021
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“Si Dios incitó a naciones paganas impías para castigar a Israel puede hoy repetirlo con la iglesia a través de los incrédulos”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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