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Tradición y tradicionalismo

“El tradicionalismo es la pérdida de todo lo bueno que hay en la tradición al convertirla en un alud de reglas sin fundamento”

Paul Nelson y J. M. Reynolds advertían que: “La elaboración de reglas puede llegar a ser una excusa para no pensar… Puede convertirse en un mal hábito intelectual”. Porque, si bien las reglas son necesarias para la sana y provechosa convivencia social, conllevan siempre el riesgo de que terminemos tan concentrados en las reglas en sí mismas, que perdemos de vista las razones de ser que dieron origen en su momento a las reglas en cuestión, al punto que éstas últimas adquieren más importancia que el motivo que las inspiró. Con el tiempo se llega así a una defensa cerrada de las reglas, desligadas por completo de las circunstancias, reflexiones e intenciones que les dieron origen. Este es, justamente, el gran problema del tradicionalismo que, cuando se le pregunta por qué se hacen las cosas de la manera en qué se hacen, ya no lo recuerda ni le importa y responde simplemente: “porque aquí las cosas siempre se han hecho de este modo” y nada más. El tradicionalismo es, pues, la distorsión y pérdida de todo lo bueno que pudiera haber en la tradición, que contrario a lo que muchos piensan, no fue condenada por Jesucristo, salvo en los casos en que reclamara más autoridad que la misma Biblia y pretendiera contradecir los mandatos bíblicos: “En vano me adoran; sus enseñanzas no son más que reglas humanas.’ Ustedes han desechado los mandamientos divinos y se aferran a las tradiciones humanas” (Marcos 7:7-8). De ahí que la tradición no sea necesariamente mala, pero el tradicionalismo sí. Porque a la sombra de éste surgen prácticas que han terminado ahogando los auténticos motivos e intenciones cristianas bajo un alud de reglas que lo que único que hacen es encubrir y hasta justificar motivaciones e intenciones censurables desde la óptica cristiana.

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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