Volviendo con los tecnicismos propios de la tradición rabínica, estos se encuentran siempre presentes también en la tradición jurídica de todas las naciones occidentales. Y si bien los tecnicismos buscan en principio garantizar el derecho al debido proceso con miras al establecimiento de la justicia en el marco de sistemas legales que buscan honrar la presunción de inocencia y conceder al sindicado el beneficio de la duda cuando hay lugar a dudas razonables; a la postre se han convertido casi por completo en un recurso legal para eludir la justicia por parte de los profesionales del derecho en beneficio de sus clientes. El juez Ross Baker hacía referencia a esto al declarar: “La mayoría de los abogados y de los estudiosos de derecho sienten que la obligación ética de hacer la mejor defensa posible de su cliente es el más alto principio de la ley… sin embargo, ¿debe estar por encima de lo que se supone que el sistema se compromete a alcanzar, es decir, la justicia? Por supuesto que no. Si la ética de una buena defensa consiste en oscurecer o en ocultar la verdad, necesita ser revisada, porque en ese caso es inmoral”. El problema es que toda la sociedad parece haber cedido a esta inclinación al recurrir a los tecnicismos de todo tipo para eludir la justicia en ejercicio del lema: “el fin justifica los medios”, aplicado de formas legalmente lícitas, pero éticamente incorrectas. Haríamos, pues, bien en prestar atención a la advertencia del Señor cuando denunció así a los fariseos: “…-¡Qué buena manera tienen ustedes de dejar a un lado los mandamientos de Dios para mantener sus propias tradiciones!” (Marcos 7:9)
Los tecnicismos y la justicia
14 abril, 2022
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“Quienes apelan a tecnicismos basados en la tradición no desean establecer justicia sino servir a sus oscuros intereses personales”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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