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Texto en contexto

“Perder de vista el contexto de un texto bíblico puede terminar convirtiéndolo en un pretexto para las más descabelladas conductas”

Se dice que la Biblia se puede citar para justificar cualquier cosa, incluyendo las más disímiles, contradictorias y descabelladas doctrinas. Y la verdad es que, si se cita por fuera de contexto, como lo hacen muchos de manera ignorante o malintencionada, la Biblia se puede terminar manipulando de esta censurable manera, haciéndole el juego al diablo, quien en contra de lo que se esperaría, conoce muy bien las Escrituras, y las cita e interpreta de forma perversa, acomodada y amañada para confundir y desviar a los creyentes que no la conocen como deberían, que se pliegan entonces a estas interpretaciones creyendo que provienen de Dios y no ejercen sobre ellas, como tendrían que hacerlo, una crítica documentada y sensata que tenga en cuenta el contexto, conforme a lo señalado por el salmista al dirigirse a Dios diciendo: “La suma de tus palabras es la verdad…” (Salmo 119:160), convicción que se materializó en el principio de interpretación defendido por el protestantismo desde la Reforma, conocido con el nombre de “la analogía de la fe”, que se define sosteniendo o afirmando simplemente que para todos los efectos “la Biblia es su propio intérprete”. No pasemos por alto que aún el propio Señor Jesucristo tuvo que lidiar con este tipo de manipulaciones de la Biblia cuando Satanás la citó para tentarlo a arrojarse del pináculo del templo, dirigiéndose a Él con estas calculadas palabras: “-Si eres el Hijo de Dios, tírate abajo. Porque escrito está: ‘Ordenará que sus ángeles te sostengan en sus manos, para que no tropieces con piedra alguna.’” (Mateo 4:6)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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