El Señor Jesucristo respondió y resistió las tentaciones del diablo citando repetidamente las Escrituras en su contra. Y cuando el Tentador las citó a su vez de forma manipuladora, el Señor replicó: “-También está escrito: ‘No pongas a prueba al Señor tu Dios’ -le contestó Jesús” (Mateo 4:7). El creyente debe, pues, conocer el “también” con el que pueda contrarrestar el uso amañado que Satanás hace de las Escrituras. Y no poner a prueba a Dios es una consideración que siempre debemos tener presente. Elie Wiesel cuenta una historia al respecto, Dice él que: “En África, dos hombres están a la orilla de un río. Van a cruzarlo cuando advierten la presencia de unos cocodrilos que los miran. -¿Tienes miedo? -le pregunta uno al otro-. Qué, ¿no sabes que Dios es bueno y misericordioso? -Claro que lo sé -dice el otro-. Pero, ¿y si a Dios se le ocurre esta vez ser bueno y misericordioso con los cocodrilos?”. Ciertamente, debemos evitar la actitud temeraria que nos lleve a colocarnos de manera innecesaria en situaciones de peligro inminente presumiendo que no sufriremos daño, pues: “Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra?” (Romanos 8:31), ya que aplicar la anterior promesa de protección divina a todas las situaciones de nuestra vida de manera irreflexiva e indiscriminada es señal de insensatez. Porque la oración por medio de la cual pedimos a Dios que no nos deje caer en tentación y que nos libre del maligno, solo es respondida favorablemente a quien toma las debidas precauciones para no ser hallado nunca poniendo a prueba a Dios en ningún sentido
Poniendo a prueba a Dios
5 enero, 2022
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“Al pedir a Dios que no nos deje caer en tentación y nos libre del maligno debemos comprometernos también a no ponerlo a prueba”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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