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Sacudiendo el polvo de nuestros pies

“No podemos eludir nuestro deber lavándonos las manos como Pilato sino asumirlo sacudiendo el polvo de nuestros pies”

Decía Alfonso Ropero que: “El cristianismo es un ejercicio de responsabilidad. Se distingue el verdadero del falso precisamente en su grado de responsabilidad”. Así es. Los cristianos, deberíamos, por tanto, ser un ejemplo de responsabilidad. El problema, una vez más, es que hoy por hoy el mundo se halla sumergido en una crisis de responsabilidad por la cual estamos muy prestos a exigir derechos sin cumplir deberes y a imponer deberes sin otorgar derechos, enfatizando más lo que podemos que lo que debemos hacer. En consecuencia, ya no respondemos sino que nos quejamos; no rendimos informes, sino que formulamos pliegos de peticiones. Daríamos un gran paso para resolver la actual crisis de responsabilidad si comenzáramos por reconocer que todo derecho trae aparejado un deber del mismo orden, enfocando en primer término el último de ellos antes que el primero pues, por lo general, el que cumple sus deberes no tiene que exigir sus derechos. El asunto se reduce al final a saber si estamos eludiendo infructuosamente nuestra responsabilidad lavándonos las manos como Pilato, o la estamos salvando sacudiendo el polvo de nuestros pies, como lo hacían los apóstoles en el cumplimiento de su deber: “Cuando Pilato vio que no conseguía nada, sino que más bien se estaba formando un tumulto, pidió agua y se lavó las manos delante de la gente. -Soy inocente de la sangre de este hombre -dijo-. ¡Allá ustedes!… Si no los reciben bien, al salir de ese pueblo, sacúdanse el polvo de los pies como un testimonio contra sus habitantes.»” (Mateo 27:24; Lucas 9:5)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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