La Biblia dice que nuestra culpabilidad no procede tan sólo de nuestros pecados, en plural; sino del pecado original, en singular. Todos somos, pues, culpables por causa de nuestra solidaridad de género con nuestros primeros padres, Adán y Eva, quienes obraron en representación de toda la especie humana. Pero del mismo modo la iglesia, el conjunto de los redimidos y justificados por Dios, estuvo también solidariamente representada por partida doble en el juicio de Cristo. Por un lado, en Barrabás, el delincuente que al igual que todos nosotros merecía la muerte por sus múltiples crímenes y pecados, pero que fue indultado por gracia de la pena capital; y por el otro, en Jesucristo, el inocente que asumió sobre sí mismo los pecados de todos los hombres, creyentes con especialidad, y la pena de muerte que nos correspondía, que no llega así a hacerse efectiva en los verdaderos culpables:“-¿A cuál de los dos quieren que les suelte? -preguntó el gobernador. -A Barrabás. -¿Y qué voy a hacer con Jesús, al que llaman Cristo? -¡Crucifícalo! -respondieron todos… Entonces les soltó a Barrabás; pero a Jesús lo mandó azotar, y lo entregó para que lo crucificaran” (Mateo 27:21-26). Y si bien existe un principio bíblico que afirma que: “ningún hijo cargará con la culpa de su padre, ni ningún padre con la del hijo” (Ezequiel 18:20), también es cierto que, como lo dice R. C. Sproul: “El principio de Ezequiel permite dos excepciones: la Cruz y la Caída”, excepciones en las que opera la solidaridad colectiva ya mencionada. Tanto, que si queremos lo beneficios de la Cruz, tendremos que reconocer los perjuicios de la Caída
Jesús y Barrabás
1 abril, 2022
2 Lectura mínima
“Barrabás nos representa a nosotros, reos culpables de muerte a quienes Cristo sustituyó en el patíbulo para poder liberarnos”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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