Lo que la Biblia llama “la plenitud de Dios” es, entre otros, un desborde de abundancia de Su parte que justifica la afirmación que Santiago hace en el sentido que: “Dios… da a todos abundantemente y sin reproche…” (Santiago 1:5). Por supuesto, esto no se refiere propiamente a bienes materiales, aunque tampoco los excluye de manera necesaria, sino a bienes espirituales o intangibles, como la sabiduría, en este caso. Pero esta generosidad de Dios está vinculada a Jesucristo y demostrada fundamentalmente en Él y por medio de Él, al punto que el apóstol Juan, refiriéndose al Verbo de Dios encarnado como hombre en la persona de Cristo, declara que: “De su plenitud todos hemos recibido gracia sobre gracia” (Juan 1:16), haciendo enseguida la siguiente puntualización: “pues la ley fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo” (Juan 1:17). Porque la ley operaba bajo el principio de la justicia estricta por la cual Dios da a cada cual lo que cada cual se merece. Pero la gracia, una vez que la justicia divina queda satisfecha en la cruz mediante el sacrificio vicario de Jesucristo a nuestro favor, se desborda en bendiciones y dones inmerecidos, comenzando por la misericordia por la cual Dios no condena a los redimidos, aun cuando todos sin excepción lo merezcamos por causa de nuestros múltiples pecados, y terminando en la gracia por la cual Dios obra en todos los suyos de una manera tan generosa para añadir a su carácter todo tipo de cualidades, que justifica lo dicho por Philip Yancey cuando sostiene que la gracia es la última de las grandes palabras
Rindiéndonos a la gracia
5 julio, 2022
2 Lectura mínima
“La fe consiste en rendirnos a la gracia de Jesucristo que está siempre dispuesto a añadir mayores cualidades a nuestro carácter”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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