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Proclamando desde las azoteas

“Todo aquel que cree en la verdad debe proclamarla. El que muestra el camino debe seguirlo. Y el que ve la luz debe propagarla”

Muchos son los que dicen creer en Dios. Y un gran porcentaje tiene en mente al Dios vivo y verdadero revelado en la Biblia. Pero el problema es que su conducta no es consecuente con esta afirmación. Hemos llegado a pensar que la fe es un asunto de simple asentimiento intelectual, y aunque éste es necesario a la hora de creer, la fe no consiste solamente en esto sino que, como lo definieron los reformadores, la fe que salva comprende tres pasos necesarios. Primero, información, que no es otra cosa que tener acceso y comprender satisfactoriamente el mensaje del evangelio, en lo que se designa como “sana doctrina”. Segundo, asentimiento, es decir, la aceptación personal que damos al evangelio con nuestra mente. Y por último, confianza absoluta, el paso final y definitivo que hace la diferencia entre salvación y condenación, consistente en la decisión consciente y voluntaria de rendirnos y depender de manera personal de Aquel en quien depositamos nuestra fe, llevándonos a las acciones consecuentes que deberían distinguir al creyente, pero que están ausentes en muchos de los que dicen creer. Porque el auténtico creyente es aquel que no sólo cree en la verdad, sino que la proclama. El que no sólo señala el camino, sino que anda por él. El que no sólo ve la luz sino que la extiende. Ya lo dijo Teresa de Calcuta con la autoridad moral para hacerlo: “Cristo es… la Verdad que debe decirse… el Camino que debe andarse… la Luz que debe encenderse”. Por eso: “Lo que les digo en la oscuridad, díganlo ustedes a plena luz; lo que se les susurra al oído, proclámenlo desde las azoteas” (Mateo 10:27)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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