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Segmentos

Obstinados sin remedio

“Es verdad que mientras hay vida hay esperanza, pero hay hombres tan endurecidos en vida que ya no tienen ni remedio ni esperanza”

La esperanza cristiana trasciende este mundo, pues no tiene que ver únicamente con las condiciones favorables y de razonable bienestar con las que esperamos y podemos ciertamente vivir en este mundo, aun en la condición de extranjeros y peregrinos que los creyentes ostentamos en él, como resultado del favor de Dios sobre nuestras vidas; sino que tiene que ver también y de manera especial con el estado de beatitud y bienaventuranza eterna que disfrutaremos por toda la eternidad en la presencia de Dios cuando Él establezca plenamente su reino en la Tierra en la segunda venida de Cristo. Es contra el trasfondo de esta esperanza que trasciende este mundo que podemos estar de acuerdo con la ya citada afirmación de Pascal cuando dijo: “No hay desgracias que valgan contra quien tiene la seguridad plena de la eternidad”. Por contraste, quienes ponen toda su esperanza en las cosas de este mundo exclusivamente sin tener en cuenta a Dios, ponen su esperanza en algo muy precario y endeble, pues de obtener lo que esperan, al final descubrirán que no los satisface, como quien se esmera por subir una escalera para descubrir al final que estaba apoyada en la pared equivocada. Con el agravante de que a esas alturas pueden hallarse ya tan comprometidos con este estilo de vida pecaminoso y adictivo, que insistirán en él obstinadamente, endurecidos contra Dios al punto que: “Tu herida no tiene remedio; tu llaga es incurable. Todos los que sepan lo que te ha pasado, celebrarán tu desgracia. Pues ¿quién no fue víctima de tu constante maldad?” (Nahúm 3:19)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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