Decía Thomas E. Schmidt que “Los números en sí no confieren moralidad a una actividad”. Se refería al hecho de que la típica excusa que sostiene: “pero si todos lo hacen”, no brinda legitimidad ni validez a las acciones éticamente cuestionables. En este sentido debemos recordar de nuevo que, como alguien lo dijera en relación con la moralidad social que se nivela por lo bajo al estar basada en las costumbres: “la moral es la conciencia de los que no tienen conciencia”, pues con sus continuas transgresiones a sus dictados la han dejado inoperante. Debemos, pues, distinguir bien entre lo que es y lo que debería ser. Lo que es, es decir la moral, consiste en lo que todos o una significativa mayoría de la gente hace. Pero lo que debería ser, es decir la ética, no cambia al vaivén de los números, sino que sigue siendo lo que debería ser así todos o una gran mayoría de las personas no lo haga. Es debido a ello que el cristiano debe estar siempre dispuesto a ir en contra de la corriente de las mayorías cuando así se requiera, alineándose con Dios, aunque deba hacerlo eventualmente en solitario, siguiendo los dictados de su conciencia, pues siempre será preferible, bajo toda circunstancia, contar con la aprobación de Dios y su conciencia que con la de los hombres en general, combatiendo de este modo la nefasta masificación que actúa bajo la equivocada creencia de que: “la voz del pueblo es la voz de Dios”. Por eso Dios nos exhorta a que: “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta” (Romanos 12:2)
No se amolden al mundo
8 enero, 2023
2 Lectura mínima
“Los moralistas siguen sin pensarlo las buenas costumbres. Los cristianos reflexionan y se comportan según su renovada conciencia”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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