Los celos, envidias y resistencias a conceder a otros –y en especial a los que nos han hecho daño− lo que nosotros mismos hemos recibido de Dios de forma por demás inmerecida, es una de las tendencias que surgen de nuestra naturaleza caída. Ésta es la razón por la cual Jonás optó en principio por no cumplir lo ordenado en relación con Nínive, ciudad principal del imperio asirio. El mismo imperio que, en su expansión conquistadora, había asolado cruelmente a Israel con anterioridad, predisponiendo al profeta en relación con ellos, al punto de no desear ofrecerles ninguna oportunidad para el arrepentimiento, sino anhelando más bien que el juicio de Dios los alcanzara con todo su rigor, sin reparar en que su propio pueblo no estaba en pie debido a sus méritos y a su rectitud, sino a la misma misericordia que Dios ahora deseaba ofrecer, de manera soberana, a los habitantes de Nínive si se arrepentían y volvían a Él de todo corazón, que era el temor del profeta, consciente de la misericordia que Dios está dispuesto a otorgar a quien sabe valorarla: “Al ver Dios lo que hicieron, es decir, que se habían convertido de su mal camino, cambió de parecer y no llevó a cabo la destrucción que les había anunciado. Pero esto disgustó mucho a Jonás, y lo hizo enfurecerse. Así que oró al Señor de esta manera: -¡Oh Señor! ¿No era esto lo que yo decía cuando todavía estaba en mi tierra? Por eso me anticipé a huir a Tarsis, pues bien sabía que tú eres un Dios bondadoso y compasivo, lento para la ira y lleno de amor, que cambias de parecer y no destruyes” (Jonás 3:10-4:2)
Misericordia para los enemigos
5 diciembre, 2021
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“No podemos negarle a nuestros enemigos el mismo perdón que Dios nos ofreció a nosotros y que nos permite estar ahora en pie”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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