Los detalles tienen, ciertamente, su importancia en la vida y debe, por tanto, prestárseles la debida atención. Pero si bien prestarle atención a los detalles es algo hasta cierto punto recomendable, obsesionarse con los detalles llega a ser, como todo extremo, perjudicial y contraproducente, pues se puede terminar tan ocupado y enredado en asuntos y detalles secundarios, tangenciales y aún marginales, que éstos actúan en perjuicio de los principios y motivaciones prioritarias del creyente a los que deberíamos prestar tanta o mayor atención aún. Los fariseos eran reputados en la época del Señor Jesucristo como conocedores y cumplidores estrictos y meticulosos de todas las prescripciones legales contenidas en la Ley de Moisés, así como de todas las reglamentaciones adicionales añadidas por varias generaciones de rabinos. Pero al guardar de manera literal, -y en muchos casos también de manera mecánica-, hasta la letra menuda de la ley, descuidaban y en muchos casos quebrantaban el espíritu de esta misma ley. Por eso el Señor Jesucristo los reprendió diciendo que el cumplir de manera minuciosa y legítima prescripciones bíblicas tales como el diezmo, entre otras; no debería ser excusa para descuidar los principios fundamentales del evangelio como la justicia, la misericordia, la fidelidad y el servicio a los demás:“»¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Dan la décima parte de sus especias: la menta, el anís y el comino. Pero han descuidado los asuntos más importantes de la ley, tales como la justicia, la misericordia y la fidelidad…” (Mateo 23:23)
Menta, anís y comino
20 marzo, 2022
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“Hay que cuidar los detalles pero no debemos permitir que la atención puesta a los detalles nos haga perder de vista lo principal”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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