Los suspiros son los gemidos más leves, sutiles y breves de todos, pero son al mismo tiempo los que tal vez expresan algunas de las emociones más profundas y existenciales de las personas. Si existe algún gemido humano que esté diseñado para expresar de la manera más exacta la angustia existencial, la congoja humana; ese es el suspiro. Max Lucado dice que el suspiro es una combinación híbrida entre frustración y tristeza. Es un gemido que se ubica en un punto medio entre un arranque de enojo y un estallido de llanto. Y añade que todos cumplimos con nuestra cuota diaria de suspiros. Si está casado, y mejor aún, si tiene hijos adolescentes, seguramente ha suspirado. Igualmente, si ha tratado de resistir una tentación, o si alguien lo ha calumniado o ha puesto en tela de juicio sus motivos y ha dañado su reputación. Y Jesús de Nazaret, Dios con nosotros, también suspiró en su paso por este mundo. El desequilibrio de todo el sistema provocó el lánguido gemido del Maestro. Era una forma de decir: “No se planeó de esta manera”. Pero suspira sobre todo por nuestra dureza de corazón, a semejanza de los fariseos: “Llegaron los fariseos y comenzaron a discutir con Jesús. Para ponerlo a prueba, le pidieron una señal del cielo. Él lanzó un profundo suspiro y dijo: «¿Por qué pide esta generación una señal milagrosa? Les aseguro que no se le dará ninguna señal.»” (Marcos 8:11-12). Suspira cuando experimenta nuestro rechazo, pues sólo Él puede poner en orden nuestra vida. Sólo Él puede darnos una visión tan clara y segura del final feliz de la historia que pueda sustentarnos en nuestro peregrinaje por este mundo.
Los suspiros
15 abril, 2022
2 Lectura mínima
“El Señor suspiró en su paso por este mundo y lo sigue haciendo hoy día descorazonado sobre todo por nuestra dureza de corazón”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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