“No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy” es un consejo que debería ser precisado mejor diciendo “No dejes para mañana lo que debes hacer hoy”, pues no se trata tanto de concretar cada día las posibilidades y oportunidades que se nos presentan, sino más bien de cumplir diariamente con nuestros deberes y responsabilidades, evitando caer en la procrastinación, la perjudicial costumbre de postergar, posponer o retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras más irrelevantes o agradables. De hecho, por muy abrumados que nos sintamos a veces por las muchas tareas por hacer y las problemáticas pendientes por resolver, en realidad cada día tiene su cuota de quehaceres que estaremos en capacidad de atender si nos ocupamos cada día de lo que corresponde a cada día, en vez de estar preocupados por los días que aún no llegan, mostrando de este modo a los no creyentes la sabiduría que el evangelio de Cristo confiere a quienes se acogen a él, conforme a la instrucción del apóstol: “Compórtense sabiamente con los que no creen en Cristo, aprovechando al máximo cada momento oportuno” (Colosenses 4:5). Así, si nos sentimos agobiados y angustiados por las responsabilidades que tenemos por delante, esto es señal, o de que estamos sobrecargados con más tareas de las que podemos atender, o de que no hemos organizado bien nuestro tiempo, puesto que como ya nos lo reveló y confirmó el Señor Jesucristo: “Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas” (Mateo 6:34)
Los problemas de cada día
22 enero, 2022
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“Si de angustiarse y afanarse se trata mañana tendremos todo el tiempo para esto. Pero para resolver los problemas únicamente hoy”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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