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Los libros escritos no cabrían en el mundo

“Los evangelios no registran los milagros de Cristo en su totalidad, pero sí con la suficiencia necesaria para poder creer en Él”

Los evangelios no son relatos neutrales e imparciales, sino testigos de la fe de los creyentes cristianos, ni tampoco son una llana biografía de Cristo. Los evangelistas, autores humanos de los evangelios, dejan claro que ellos son ya seguidores de Cristo comprometidos con su causa y que su intención al registrar y divulgar los hechos de la vida de Cristo es conducir a los oyentes o lectores de los evangelios a la misma fe y compromiso con Cristo que ellos ostentan. Por eso, los evangelios nunca pretendieron relatar toda la vida de Jesucristo, sino tan sólo lo que sus autores, bajo la guía de Dios, consideraron necesario y suficiente para nutrir y sostener nuestra fe en Él, siendo, entonces, cuidadosamente selectivos al hacerlo, pues: “Jesús hizo también muchas otras cosas, tantas que, si se escribiera cada una de ellas, pienso que los libros escritos no cabrían en el mundo entero” (Juan 21:25). Se equivocan, entonces, quienes procuran desvirtuar los evangelios señalando el hecho de que no cumplen los requisitos de una biografía tal y como los establece la ciencia histórica actual. Es evidente que el relato de los evangelios no es ni intenta ser exhaustivo, lo cual no significa que los hechos registrados en ellos no sean veraces y confiables, al igual que sucede hoy, guardadas las proporciones, con cuatro diferentes grabaciones en video llevadas a cabo por cuatro familias distintas de amigos que comparten una semana de vacaciones juntos. Los evangelistas fueron, pues, intencionalmente selectivos en lo que decidieron registrar, guiados en ello por el Espíritu Santo para dejar consignado lo estrictamente requerido para hacer posible nuestra fe en Cristo

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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