H. G. Wells vaticinó que:“Llegará el día en que el pensamiento estadístico será una condición tan necesaria para la convivencia eficiente como la capacidad de leer y escribir”. No puede negarse la necesidad del “pensamiento estadístico” en el campo de la ciencia. Sobre todo ahora que ésta reconoce en buena hora y con encomiable humildad su incapacidad para predecir más allá de las probabilidades, sin llegar entonces a anunciar dogmáticamente hechos del futuro como si fueran necesarios al cien por ciento. Pero lo que sí es cuestionable es el vaivén de los principios, valores y convicciones personales al ritmo de la estadística tal como ésta se refleja en las encuestas de opinión. Vaivén que la Biblia censura de muchas maneras. Las democracias han degenerado en “encuestocracias” bajo la engañosa creencia de que “la voz del pueblo es la voz de Dios”. Las encuestas de opinión se han convertido, por tanto, en declaraciones normativas que les indican a nuestros dirigentes políticos hacia dónde deben dirigirse, al tenor del conocido refrán que afirma: “¿Para donde va Vicente? ¡Para donde va la gente!”, sin importar si en el proceso deben sacrificar sus convicciones. Terminamos así con gobernantes al mejor estilo de Pilato, entregando a Cristo para complacer a las multitudes: “Pilato volvió a salir. -Aquí lo tienen —dijo a los judíos-. Lo he sacado para que sepan que no lo encuentro culpable de nada… Entonces Pilato se lo entregó para que lo crucificaran, y los soldados se lo llevaron” (Juan 19:4, 16). Gobernantes que parecen veletas y cuya mejor cualidad es que saben interpretar bien la voluble voluntad del pueblo.
Las convicciones al vaivén de las encuestas
9 meses ago
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“Las democracias se pervierten cuando las convicciones del gobernante se sacrifican a favor de su popularidad en las encuestas”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Estoy casado con Deisy y tengo dos hijos: Mateo y María José. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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