Las cicatrices cuentan historias que, a pesar de sus dolorosos contenidos, no tienen que ser evocadas necesariamente de manera triste. Por el contrario, pueden ser recordatorios de sucesos enriquecedores que nos han ayudado a madurar y aprender valiosas lecciones para la vida. Por eso, las cicatrices no son muestra de fragilidad y vulnerabilidad, sino de nuestra inestimable condición humana. Se explica entonces que el Señor Jesucristo haya decidido exhibir sus heridas delante de sus discípulos para demostrar a cabalidad su completa humanidad: “Miren mis manos y mis pies. ¡Soy yo mismo! Tóquenme y vean; un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que los tengo yo. Dicho esto, les mostró las manos y los pies” (Lucas 24:39-40). Con base en esto Adrian Rogers conjeturó que las únicas cosas de manufactura humana que debe haber en el cielo son las cicatrices de Cristo. Porque Cristo, siendo Dios, fue también plenamente hombre como nosotros y como tal se identificó y participó con nosotros en el inevitable dolor y sufrimiento que la vida trae aparejados. Las cicatrices de Cristo son la prueba de que Dios nos comprende, se interesa en cada uno de nosotros y nos acompaña en medio de las dificultades y hostilidades que tenemos que enfrentar en nuestra existencia humana y siguen indicándonos que Él se compenetró con nosotros de manera tan completa que se hizo un hombre real que trabaja, sufre, ama y muere. Porque finalmente, las cicatrices también son una de las muestras más palpables de una vida vivida en profundidad con toda la intensidad, pasión y entrega que amerita una causa justa.
Las cicatrices cuentan historias
11 meses ago
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“Es conmovedor y consolador saber que las únicas cosas de creación humana que hay en el cielo son las cicatrices de Cristo”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Estoy casado con Deisy y tengo dos hijos: Mateo y María José. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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