La credibilidad de la Biblia, la Palabra de Dios escrita, y la de Jesucristo, la Palabra de Dios hecha hombre, se refuerzan mutuamente. Es, pues, posible llegar al conocimiento de Jesucristo y la consecuente fe en Él, mediante la lectura de la Biblia y la verificación y confianza en sus contenidos, tanto en su coherencia racional interna, como en su correspondencia con los hechos narrados en ella ya verificados con suficiencia por la experiencia personal, la historia y la arqueología, como lo han hecho algunos de quienes la han sometido a prueba en estos particulares aspectos. Pero lo común es llegar a la fe, confiando en la Biblia antes y sin necesidad de haber hecho todas estas comprobaciones alrededor de ella, mediante un revelador encuentro personal con Jesucristo de carácter subjetivo pero muy real, gracias a que como Él mismo lo dijo luego de su resurrección y ascensión: “… les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20), siendo, por lo tanto, contemporáneo de todos los hombres sin restricciones de tiempo ni de lugar, y estando, por lo mismo, al alcance de todos los que lo invocan con la actitud correcta. Por eso es que lo habitual es que la autoridad de Cristo avale y refuerce la autoridad de la Biblia y no lo contrario, como Él mismo lo dijo: “-¡Qué torpes son ustedes -les dijo-, y qué tardos de corazón para creer todo lo que han dicho los profetas! ¿Acaso no tenía que sufrir el Cristo estas cosas antes de entrar en su gloria? Entonces, comenzando por Moisés y por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras” (Lucas 24:25-27)
La credibilidad de la Biblia
29 junio, 2022
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“Aunque ambos poseen la suficiente credibilidad, creemos en la Biblia porque hemos creído en Jesucristo y no lo contrario”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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