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La viga en el ojo

“La autocrítica es una manera legítima y eficaz de cultivar la humildad propia de un espíritu tolerante al interior de la iglesia”

La tolerancia es una necesidad de nuestros tiempos para la pacífica convivencia de todas las culturas y religiones en este mundo globalizado. Pero la forma de promoverla no es la mezcla y aceptación indiscriminada de creencias conocida como sincretismo. Porque si hemos de juzgar las creencias, las prácticas y la mayor o menor coherencia entre ellas que caracteriza a los seguidores de otras religiones, es preciso que hagamos primero lo mismo con nuestras propias creencias y conductas. Sólo así podremos juzgar con justicia. Ya lo dijo el teólogo Hans Küng: “Lo que conduce a la paz no es el sincretismo, sino la autorreforma: ¡renovarse para la concordia, ejercitar la autocrítica para la tolerancia!” La autocrítica es, pues, la única manera legítima de fomentar la humildad propia de un espíritu tolerante al interior de cada religión. Porque si bien no podemos renunciar a nuestras creencias cristianas en favor de las de los otros, sí podemos estar verificando que tan cristianos somos en realidad, pues no siempre los cristianos lo somos tanto y, providencialmente, es en la confrontación con otras religiones cuando podemos llegar a adquirir conciencia de ello y aprovechar la oportunidad para hacer los ajustes que nuestro cristianismo requiera a la luz del criterio bíblico. Por eso el Señor advierte: “»¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no le das importancia a la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: ‘Déjame sacarte la astilla del ojo’, cuando ahí tienes una viga en el tuyo?¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano” (Mateo 7:3-5)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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