Decía Pascal que “Nada es más cobarde que fingirse valiente delante de Dios”, algo con lo que habría que estar de acuerdo, pues la cobardía y la valentía son por definición nociones enfrentadas y antagónicas que no deben confundirse. Con todo, a no ser que estén en juego asuntos de vida o muerte, el cobarde no suele generar más que algo de fastidio en los que lo rodean, sobre todo si su cobardía se limita a asuntos triviales como, por ejemplo, el miedo a los ratones o el temor a las inyecciones, entre otros tantos. Pero lo que si puede agravar la cobardía y la percepción que otros tienen del cobarde es el fingimiento ostentoso y desafiante por el cual éste presume ser valiente sin serlo. Por eso, podemos tolerar la cobardía por sí sola, pero no la cobardía unida a la hipocresía. Y esto es así porque sabemos a qué atenernos con un cobarde en una situación extrema, pero no con el que además de cobarde, es hipócrita. Por eso la cobardía máxima es la del cobarde que se finge valiente, pues aún para reconocerse cobarde se requiere algún grado de humilde valentía. Esto explica las advertencias bíblicas no sólo en contra de la hipocresía, sino también de la cobardía a la par con todos los demás pecados: “… Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la levadura de los fariseos, o sea, de la hipocresía… Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los que cometen inmoralidades sexuales, los que practican artes mágicas, los idólatras y todos los mentirosos recibirán como herencia el lago de fuego y azufre. Ésta es la segunda muerte.»” (Lucas 12:1; Apocalipsis 21:8)
La valentía fingida
25 mayo, 2022
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“La cobardía es peor acompañada de hipocresía porque aún para reconocerse cobarde se requiere algo de honesta valentía”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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