Al describir los propósitos perversos de Satanás en relación con nosotros, por contraste y oposición a los Suyos, el Señor Jesucristo dijo: “El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Juan 10:10). Mas allá de la espléndida generosidad de Dios para compensar con creces el daño y el dolor que el diablo busca infligirnos, lo cierto es que éste tiene algo que es digno de imitar: su perseverancia. A esto se refirió Hugh Latimer, a modo de denuncia y desafío, diciendo: “El diablo. Es el predicador más diligente… por lo tanto, vosotros, prelados que no predicáis, aprended del diablo: sed diligentes en vuestro oficio”. En efecto, no puede negarse que Satanás, con todo y tener perdida su causa, no deja de acechar a los hombres y nunca cesa de oponerse a Dios ni cede en sus ataques contra su pueblo. Con el agravante de que los creyentes solemos descuidar y dejar de lado la actitud alerta y diligente con más frecuencia de lo que lo reconocemos, concediendo notorias ventajas al enemigo que él suele aprovechar muy bien. La perseverancia y la diligencia, es decir la fuerza de voluntad para continuar aún en circunstancias adversas y el celo en el cumplimiento del deber, junto con la paciencia y la constancia, sus habituales acompañantes; son cualidades que deben caracterizar al auténtico cristiano para no ser menos que su adversario y poder así contrarrestar sus artimañas. En especial en actividades tales como la oración y la proclamación del evangelio para anunciarle a todos que Cristo tuvo misericordia de nosotros y vino al mundo a deshacer las obras del diablo.
La tarea del ladrón
11 agosto, 2022
2 Lectura mínima
“La diligente perseverancia del diablo en hacer su destructiva labor debería ser imitada por los creyentes a favor del evangelio”
También te puede interesar
Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
Deja tu comentario