La exclusividad que el evangelio reclama de todos los hombres hace siempre referencia explícita a Cristo como el único camino seguro avalado por Dios para, mediante la fe en Él, llegar al Padre y reconciliarnos con Dios, recibiendo el perdón y alcanzando así la redención de nuestras almas y la salvación y la vida eterna en Su reino establecido en la tierra al final de los tiempos, como nos lo anuncia de muchas maneras la Biblia, entre las que encontramos la ocasión en que Cristo se refirió a Sí mismo en estos inequívocos términos: “Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo. Se moverá con entera libertad, y hallará pastos” (Juan 10:9). Cristo es, pues, el camino, la verdad y la vida; el único nombre dado a los hombres en Quien podemos ser salvos; el único mediador entre Dios y lo hombres y mucho más. La iglesia es la asamblea de creyentes que, habiendo colocado su fe en Cristo y habiendo alcanzado así la salvación eterna, están llamados a ser sus testigos, brindando el contexto más natural para la predicación autorizada del evangelio, acogiendo en su seno a todos quienes responden a él con fe, para ser mutuamente nutridos, enseñados y encaminados a la adoración compartida y a una vida práctica caracterizada por la obediencia a Dios y los elevados estándares morales propios del cristianismo. Pero eso no significa que la iglesia sea el camino de salvación, compartiendo o incluso usurpando el papel exclusivo de Cristo al respecto, por lo que es siempre posible que, de manera excepcional, haya personas que se salven al margen de la iglesia, pero definitivamente, nunca al margen de Cristo.
Cristo, la puerta a la salvación
9 agosto, 2022
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“Es muy posible que haya personas que se salven al margen de la iglesia cristiana, pero definitivamente no al margen de Cristo”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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