Volviendo con la actitud vacilante ya señalada en anteriores segmentos, la parábola del sembrador también la denuncia cuando describe la semilla que cayó entre espinos, identificando a estos últimos con todos aquellos intereses y responsabilidades legítimas de la vida humana que, al no ser colocados en su justo lugar y proporción, subordinados a los intereses prioritarios del reino de Dios, terminan entonces compitiendo e imponiéndose sobre ellos y relegándolos cada vez más hasta hacerlos desaparecer literalmente de toda consideración práctica en el horizonte vital del creyente, impidiendo que den el fruto esperado de ellos para elevar y dignificar la calidad de su vida actual y preparándolo de paso para estar a la altura de las responsabilidades y privilegios de la vida venidera, cuando Cristo regrese para establecer su reino pleno en la tierra. La preocupación desbordada y obsesiva con los asuntos de esta vida y el deseo de acumular riquezas pueden, entonces, terminar engañando a los creyentes y desviándolos de su lealtad a Cristo, sustituyéndola por lealtades mundanas inconvenientes y destructivas que le impiden en principio obedecer como corresponde a la Palabra de Dios revelada en la Biblia, hasta llegar a conducirlo a una creciente indiferencia y abandono hacia ella que la termina ahogando por completo, como nos lo advirtió el Señor en el pasaje ya aludido:“… El que recibió la semilla que cayó entre espinos es el que oye la palabra, pero las preocupaciones de esta vida y el engaño de las riquezas la ahogan, de modo que ésta no llega a dar fruto.” (Mateo 13:20-22)
La semilla entre espinos
20 febrero, 2022
2 Lectura mínima
“La indecisión permanente en un cristiano puede indicar que su lealtad está peligrosamente dividida entre Cristo y el mundo”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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