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Segmentos

La sangre de los mártires es semilla

“El creyente que está dispuesto a morir por lo que cree es más convincente que el fanático que está dispuesto a matar por ello”

El poder de convicción del evangelio reside, más que en la fuerza de los argumentos y la acertada exposición y explicación de la Biblia ─recursos que no deben, sin embargo, ser desestimados por la iglesia─, en brindar un testimonio de vida consecuente con lo que se cree y en estar en capacidad de mantener vigentes y de defender estos comportamientos ante los cuestionamientos dirigidos contra ellos por los opositores, aun en circunstancias adversas. El imperio romano con todo su poderío político y militar opuesto a la fe cristiana, fue finalmente derrotado no mediante el poder de las armas, sino mediante el testimonio de una iglesia perseguida hasta la muerte, al punto de entregar la vida de muchos de sus mejores miembros, que optaron por ser mártires antes que renegar de sus convicciones, llevando a que Tertuliano de Cartago, destacado dirigente de la iglesia de la época, acuñara una de sus frases más memorables que dice: “la sangre de los mártires es semilla” para indicar cómo, entre más perseguía el imperio a los cristianos, la fe cristiana más se diseminaba hasta conquistar desde adentro con el poder del testimonio al imperio conquistador, comenzando por el diácono Esteban, el primer mártir de la fe: “Mientras lo apedreaban, Esteban oraba. -Señor Jesús -decía-, recibe mi espíritu. Luego cayó de rodillas y gritó: -¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado! Cuando hubo dicho esto, murió. Y Saulo estaba allí, aprobando la muerte de Esteban. Aquel día se desató una gran persecución contra la iglesia en Jerusalén, y todos, excepto los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaria” (Hechos 7:59-8:1)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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