La pascua o el domingo de resurrección son tan fundamentales que toda la validez y veracidad del cristianismo dependen de la realidad de la resurrección de Cristo. Pablo lo planteó así al decir: “… si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación no sirve para nada, como tampoco la fe de ustedes. Aún más, resultaríamos falsos testigos de Dios por haber testificado que Dios resucitó a Cristo, lo cual no habría sucedido, si en verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado. Y si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es ilusoria y todavía están en sus pecados…” (1 Corintios 15:12-20). Justamente, lo que pone al cristianismo en una categoría superior y aparte, solitario por encima de todas las demás religiones es el hecho de la resurrección. Porque a diferencia de las demás religiones basadas en las especulaciones de sus fundadores, el cristianismo se basa en hechos susceptibles de investigarse y confirmarse. Hechos entre los que sobresale por encima de todos, la resurrección de Cristo. Ningún fundador de religión diferente de Cristo confirmó sus aseveraciones yendo y volviendo de la muerte como lo hizo Cristo. La resurrección es, por tanto, el sello de autenticidad que confirma todo lo dicho y hecho por Cristo en su paso por este mundo y que ratifica los reclamos de exclusividad que Dios nos hace en la persona de Cristo: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12)
La resurrección: meta de la vida humana
“El domingo de pascua demostró que la meta de la vida humana no es la muerte, como muchos lo creen, sino la resurrección”
Una gran bendición de Dios 🙏 El té continúe usando.