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La resurrección: meta de la vida humana

“El domingo de pascua demostró que la meta de la vida humana no es la muerte, como muchos lo creen, sino la resurrección”

La pascua o el domingo de resurrección son tan fundamentales que toda la validez y veracidad del cristianismo dependen de la realidad de la resurrección de Cristo. Pablo lo planteó así al decir: “… si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación no sirve para nada, como tampoco la fe de ustedes. Aún más, resultaríamos falsos testigos de Dios por haber testificado que Dios resucitó a Cristo, lo cual no habría sucedido, si en verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado. Y si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es ilusoria y todavía están en sus pecados…” (1 Corintios 15:12-20). Justamente, lo que pone al cristianismo en una categoría superior y aparte, solitario por encima de todas las demás religiones es el hecho de la resurrección. Porque a diferencia de las demás religiones basadas en las especulaciones de sus fundadores, el cristianismo se basa en hechos susceptibles de investigarse y confirmarse. Hechos entre los que sobresale por encima de todos, la resurrección de Cristo. Ningún fundador de religión diferente de Cristo confirmó sus aseveraciones yendo y volviendo de la muerte como lo hizo Cristo. La resurrección es, por tanto, el sello de autenticidad que confirma todo lo dicho y hecho por Cristo en su paso por este mundo y que ratifica los reclamos de exclusividad que Dios nos hace en la persona de Cristo: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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