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La obra del Espíritu Santo

“El Espíritu Santo convence, guía, da seguridad final y mora en persona en cada creyente en Cristo”

La experiencia pentecostal, enfocada en los dones milagrosos del Espíritu Santo, entre los que se destaca la glosolalia o don de lenguas, recuperada por las justamente llamadas iglesias pentecostales y carismáticas en el siglo XX que han convertido esta experiencia en su emblema distintivo; ha hecho a muchos perder de vista la obra tan amplia que el Espíritu Santo lleva a cabo en la iglesia, que no se limita ni mucho menos a otorgar de modo discrecional carismas o dones a los creyentes, sino que incluye traer sobre nuestras vidas y conciencias las convicciones propias de la fe que todos los cristianos estamos llamados a suscribir, pues: “… cuando él venga, convencerá al mundo de su error en cuanto al pecado, a la justicia y al juicio; en cuanto al pecado, porque no creen en mí; en cuanto a la justicia, porque voy al Padre y ustedes ya no podrán verme; y en cuanto al juicio, porque el príncipe de este mundo ya ha sido juzgado” (Juan 16:8-11). Adicionalmente, el Espíritu nos guía a la toma acertada de decisiones: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios…”, y nos brinda las inefables e inamovibles certezas y evidencias interiores de que hemos sido, efectivamente, redimidos de manera irrevocable para llegar a ser hijos de Dios: “… El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios” (Romanos 8:14, 16). Y por último, el Espíritu Santo también viene a morar haciendo presencia permanente en cada creyente para constituir a cada cristiano individual y a toda la iglesia en su conjunto como templo del Espíritu Santo, pues: “En él también ustedes son edificados juntamente para ser morada de Dios por su Espíritu” (Efesios 2:22).

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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