El evangelio nos revela que, en virtud de su conversión, la ciudadanía del creyente está en el cielo y, por lo mismo, se encuentra entonces, provisionalmente, como peregrino y extranjero en el mundo. En razón de esto muchos cristianos tienden a aislarse del mundo, refugiándose en la protección y a la sombra de la iglesia de la que forman parte y en las actividades directamente relacionadas con ella, reduciendo al mínimo necesario su participación en la cultura secular, olvidando que el vocablo “mundo” no tiene siempre en las Escrituras un significado peyorativo o condenatorio, sino sólo cuando hace alusión al sistema de valores caracterizado por los principios de fuerza, poder, orgullo, egoísmo, codicia y placer bajo el cual Satanás ha organizado a la humanidad incrédula en oposición a Dios, justificando aquí la connotación negativa que el término “mundano” ha adquirido. Pero en la Biblia “mundo” también puede significar la buena creación de Dios, los cielos y la tierra; y en particular a la humanidad que habita el mundo, amada por Dios y llamada por Él al evangelio. Visto así es comprensible la paradójica afirmación del Señor en el sentido de que los creyentes “… no son del mundo…” a pesar de lo cual “… están todavía en el mundo,…” (Juan 17:16, 11), y no deben aislarse del todo de él, pues: “»Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse.Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa” (Mateo 5:14-15)
La lámpara en la repisa
9 enero, 2022
2 Lectura mínima
“El cristiano no debe apartarse del mundo sino permanecer en él sin rendirse a las cosas mundanas sino combatiéndolas con vigor”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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