La brecha generacional es una problemática que hace referencia a la incapacidad de lograr una comunicación efectiva y constructiva entre padres e hijos que permita a los padres transmitir a sus hijos los valores que desearían, o también a los hijos hacer comprender a sus padres sus sueños y aspiraciones cuando estos no encajan con la visión anticuada y estrecha de sus padres y las actitudes equivocadas de muchos de ellos que se resisten a los cambios, aunque éstos sean necesarios y provechosos para sus vidas. Sin embargo, a pesar de estas incomprensiones generacionales que llevan a que muchos hijos se desasocien de sus padres en ciertos aspectos particulares en que se consideran mucho más progresistas y de avanzada que ellos, al punto de sentirse mejores que sus padres en el balance general, lo cierto es que, con todo y los avances tecnológicos y las comodidades alcanzadas por los hijos en relación con sus padres, con frecuencia no hay avances, sino más bien retrocesos en lo que tiene que ver con los aspectos morales y éticos, como lo denunció el Señor al dirigirse así a los judíos de su época: “»¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Construyen sepulcros para los profetas y adornan los monumentos de los justos. Y dicen: ‘Si hubiéramos vivido nosotros en los días de nuestros antepasados, no habríamos sido cómplices de ellos para derramar la sangre de los profetas.’ Pero así quedan implicados ustedes al declararse descendientes de los que asesinaron a los profetas. ¡Completen de una vez por todas lo que sus antepasados comenzaron!” (Mateo 23:29-32)
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