Oscar Schisgall escribió un artículo en el que recogía numerosos ejemplos concretos de hombres ilustres o anónimos que demuestran con su propia experiencia como la continua y disciplinada dedicación de una hora del día a provechosas actividades diferentes a las de sus trabajos cotidianos les habían traído evidentes beneficios no sólo a ellos, sino también a los demás, enriqueciendo notoriamente su vida espiritual, confirmando así la convicción bíblica de que todo tiene su momento oportuno y la consecuente recomendación a aprovechar al máximo cada uno de ellos. Por eso es recomendable esmerarse por destinar siquiera una hora diaria a cultivar nuestro potencial en campos diferentes al del oficio que desempeñamos habitualmente durante nuestra jornada laboral, entre los cuales encontramos actividades tan variadas como el deporte, la filantropía, el conocimiento y la investigación científica, la filosofía, la teología o el arte, pues independiente de lo que escojamos y como lo dice Schisgall: “Lo importante es que nuestras horas de soledad sean productivas… aunque a veces únicamente nos proporcionen un sentimiento de bienestar”. Sin perjuicio de lo anterior, el creyente es desafiado y animado por Cristo a aprovechar al máximo esa hora diaria en una actividad de invaluables beneficios: la oración: “Luego volvió a sus discípulos y los encontró dormidos. «Simón -le dijo a Pedro-, ¿estás dormido? ¿No pudiste mantenerte despierto ni una hora? Vigilen y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil.»” (Marcos 14:37-38)
La hora de mayor provecho
1 mayo, 2022
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“La hora más productiva del día es sin duda aquella en la que permanecemos sin hacer nada más que velar en oración ante Dios”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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