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La gracia sobreabundante

“La salvación no se pierde, puesto que los efectos del pecado de Adán no se comparan con los beneficios de la gracia de Cristo”

La Biblia establece ciertos paralelismos entre Adán y Cristo en los que el contraste es muy marcado, no sólo en lo que tiene que ver con la antítesis entre los desfavorables efectos que trajo sobre todos los hombres lo hecho por Adán en representación nuestra, al compararlos con los favorables efectos que trajo sobre los creyentes lo hecho por Cristo; sino en la magnitud de estos efectos. Es decir que la Biblia nos revela la superioridad en todo sentido de los beneficios alcanzados por Cristo en contraste con los perjuicios ocasionados por el primer Adán. De hecho, las similitudes entre Adán y Cristo consisten tan sólo en que sus actos han afectado a mucha gente. Pero sus diferencias son más pronunciadas. La analogía entre ambos no es, pues, exacta, porque la gracia de Dios es mucho mayor que el pecado del hombre.Y si la ley tiene como propósito principal poner en evidencia los resultados de lo hecho por Adán, al sacar a la luz sin excusa alguna los pecados de todos los que descendemos de él, también hace manifiesta la superioridad de lo hecho por Cristo en cuanto a que las bondades de la gracia divina superan siempre con creces los efectos de la caída de Adán y la numerosa proliferación de pecados que la ley revela, puesto que: “En lo que atañe a la ley, ésta intervino para que aumentara la transgresión. Pero allí donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Romanos 5:20), sin que eso signifique que podamos ya pecar impunemente, como algunos lo malinterpretan maliciosamente, sino que ni siquiera nuestros pecados eventuales pueden arrebatarnos lo ya alcanzado por Cristo para nosotros

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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