Fe y fidelidad son términos correlacionados y, hasta cierto punto, intercambiables, por cuanto los dos proceden del mismo vocablo griego pistis, o el latino fides indistintamente, que designan ambos una especie de contrato o acuerdo entre las partes sustentado en estrechos vínculos de confianza en las relaciones públicas internas y externas o entre individuos. Como tal, la fe implica fidelidad entre las partes. El creyente, por tanto, al colocar su fe confiada en Dios se compromete simultáneamente a ser fiel a Él, apoyado en la fidelidad recíproca que Dios está dispuesto a manifestar siempre a los Suyos. Es en virtud de esta fidelidad recíproca entre el creyente y Dios que la Biblia nos revela que: “El Señor recorre con su mirada toda la tierra, y está listo para ayudar a quienes le son fieles” (2 Crónicas 16:9). Pero existe un aspecto en esta alianza entre Dios y el hombre que no está condicionado a esta reciprocidad y compromiso bilateral entre las partes, y es la fidelidad de Dios, que es en último término unilateral, pues no depende de ningún modo de que los creyentes mantengan, como deberían, su fidelidad a Dios en toda circunstancia, sino que permanece incluso en los casos en que los creyentes no la correspondan como se esperaría de ellos, pues es parte esencial del carácter propio y exclusivo de Dios. Fue con base en esto que el apóstol pudo declarar con total convicción: “Pero entonces, si a algunos les faltó la fe, ¿acaso su falta de fe anula la fidelidad de Dios? ¡De ninguna manera! Dios es siempre veraz, aunque el hombre sea mentiroso. Así está escrito: «Por eso, eres justo en tu sentencia, y triunfarás cuando te juzguen.»” (Romanos 3:3-4)
La fidelidad de Dios
16 noviembre, 2022
2 Lectura mínima
“Si hay algo que asombra y conmueve especialmente de Dios es que ni siquiera nuestra infidelidad anula su declarada fidelidad"
También te puede interesar
Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
Deja tu comentario