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La erudición que vale

“En el evangelio la erudición que vale es la que lucha para que la revelación no permanezca oculta sino se dé a conocer a todos”

La erudición no debería ser excluyente, cerrada y restringida únicamente a los iniciados. Por eso es lamentable que en muchos casos termine siendo así, pues los eruditos suelen regodearse y fomentar el hermetismo de los grupos cerrados y elitistas que alardean incluso de la dificultad para comprender los temas de su especialidad, así como el esoterismo que requiere de sus cultivadores un elevado grado de iniciación que selecciona, segrega y discrimina a quienes no forman parte de su grupo, a la manera de las religiones de misterio de la antigüedad. De este modo, amplios sectores de la ciencia, la filosofía y la teología terminan emparentados con la superstición de las religiones de misterio a las que pretenden combatir, al asumir sus mismas actitudes herméticas y esotéricas. Y es que el secretismo que presume superioridad es nefasto donde quiera que se presente, despertando todo tipo de sospechas y suspicacias entre quienes se hallan al margen. Es, pues, censurable que los teólogos eruditos se limiten a apacentarse entre sí y no sean capaces ni estén dispuestos a transmitir su saber al creyente común, que debería ser el propósito principal de toda erudición. Los cristianos debemos, entonces, y sin renunciar al estudio diligente y devoto de las Escrituras, procurar hacerlas asequibles y comprensibles a todos para contribuir al cumplimiento de lo anunciado por el Señor Jesucristo con estas sencillas palabras: “Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta cerrada se proclamará desde las azoteas” (Lucas 12:3)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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