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La equivocación de Marx

“Marx se equivocó en el método, pero no en su intención de cambio. Y los cristianos deben ser siempre fermento de cambio social”

Marx se quejaba de que: “Los filósofos sólo han interpretado el mundo de diversas formas; pero el asunto es cambiarlo”, algo que podría también aplicarse hasta cierto punto a los teólogos. Por eso, sin dejar de censurar el ateísmo materialista de Marx, debe concedérsele la razón en esto, entre otros. De hecho y para sorpresa de muchos, un buen número de las ideas rescatables del marxismo han sido retomadas por teólogos cristianos en sus planteamientos sobre la acción social de la iglesia, depuradas de sus aspectos incompatibles con la doctrina cristiana. A manera de ejemplo, el teólogo checo Josef Hromádka, sostenía incluso que el dios cuya existencia los marxistas niegan no es el Dios cristiano, sino que se trata más bien de un dios como los ídolos a quienes los profetas de la Biblia ya combatieron también. Por lo anterior, condenar al marxismo en su conjunto, simplemente por su militante ateísmo, no concuerda con el deber que el cristiano y la iglesia tienen de examinar y someterlo todo a prueba, para retener lo bueno, pues ciertamente Marx se equivocó en el método utilizado para promoverlo, pero no se equivocó en su siempre necesaria intención de cambio. Un cambio que la iglesia debe fomentar y liderar, sin acomodarse nunca del todo a lo que se designa como el statu quo o el establecimiento característico de cualquier periodo de la historia humana, sino constituirse siempre en fermento de cambio para mejorar, como sucedió desde su fundación, según la temprana descripción que ya se hizo de ella por sus propios detractores: “… «¡Estos que han trastornado el mundo entero han venido también acá” (Hechos 17:6)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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