El patriarca Job dio así expresión a la búsqueda de Dios: “¡Ah, si supiera yo donde encontrar a Dios! ¡Si pudiera llegar adonde él habita!… Si me dirijo hacia el este, no está allí; si me encamino al oeste, no lo encuentro. Si está ocupado en el norte, no lo veo; si se vuelve al sur, no alcanzo a percibirlo” (Job 23;2, 8-9). Y el resultado de esta búsqueda no ha cambiado, pues en occidente lo único que encontramos son las ideologías que alimentan el llamado “pensamiento políticamente correcto”, tales como materialismo, consumismo, naturalismo, escepticismo, utilitarismo, pragmatismo, humanismo, subjetivismo, relativismo, individualismo y cientifismo. En oriente; el misticismo escapista de las religiones del Lejano Oriente. En el norte; el evangelio del “sueño americano” y sus habituales y nefastos acompañantes: la teología de la prosperidad y el movimiento de la fe. Y en el sur, corrupción, doble moral y violencia a granel en lo que la sociología ya llama la “cultura del pícaro”. Por último, la actual búsqueda científica y pseudo científica de inteligencia extraterrestre emprendida en el espacio sideral, con la esperanza de que, de hallarla, no sólo sea tecnológica sino también espiritualmente superior a la nuestra, no difiere mucho en sus resultados. Y es que, como lo revela finalmente el apóstol: “… la justicia que se basa en la fe afirma: «No digas en tu corazón: ‘¿Quién subirá al cielo?’ (es decir, para hacer bajar a Cristo), o ‘¿Quién bajará al abismo’ » (es decir para hacer subir a Cristo de entre los muertos).¿Qué afirma entonces? «La palabra está cerca de ti; la tienes en la boca y en el corazón.»…” (Romanos 10:6-9)
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