El Señor Jesucristo, refiriéndose a su muerte expiatoria en la cruz, afirmó el hecho incontrovertible de que: “Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos…”, deteniéndose enseguida en esta última condición. Una condición única y privilegiada que Dios concede mediante la fe en Cristo a sus discípulos redimidos por su sangre: “… Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes” (Juan 15:13-15). La amistad con Dios es, pues, uno de los más valiosos beneficios que Dios concede a los hombres al morir por ellos en la cruz. Pero no todos los creyentes valoran este beneficio como deberían, cultivando esta amistad de forma diligente en el trato cercano, íntimo y continuo que Dios nos ofrece desde entonces en la oración, el diálogo y el acceso irrestricto a Él sin limitaciones rituales o ceremoniales, ni tampoco de tiempo o de lugar, puesto que: “Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad” (Juan 4:29). Y es que, en lo que tiene que ver con los aspectos relacionales entre el creyente y Dios, la redención es el acto culminante que nos reconcilia con Él al punto que podemos experimentar la promesa contenida en esta invitación: “Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz; Y por ello te vendrá bien” (Job 22:21 RVR) como lo entendió Abraham, el padre de la fe, de quien se afirma: “Así se cumplió la Escritura que dice: «Le creyó Abraham a Dios, y esto se le tomó en cuenta como justicia», y fue llamado amigo de Dios.” (Santiago 2:23)
La amistad con Dios
9 meses ago
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“El hecho de que Cristo haya muerto por nosotros Sus enemigos, nos califica ahora como Sus amigos al lado de Abraham”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Estoy casado con Deisy y tengo dos hijos: Mateo y María José. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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