El amor es un mandamiento sujeto, por lo mismo, al ejercicio consciente de la voluntad, y no un sentimiento voluble y cambiante sobre el que no tenemos control y que va y viene de manera caprichosa, arrastrándonos en una u otra dirección. Y puesto que el amor es en últimas una decisión y no un sentimiento, es algo que podemos seguir ejerciendo, a pesar de que el objeto o la persona de nuestro amor no sea siquiera digna de ese amor. Por eso: “… éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado” (Juan 15:12). Hay una anécdota que lo ilustra bien. Un cristiano cuyo matrimonio estaba en crisis pidió consejo argumentando que ya no estaba enamorado de su esposa y no podía, por tanto, continuar unido a ella en matrimonio. El consejero lo exhortó a abonar de nuevo este amor cultivando con su esposa una relación de afecto, pero el aquejado le dijo que también el afecto había muerto. Entonces sugirió trabajar en la amistad con ella, recibiendo de nuevo una negativa del aconsejado bajo el pretexto de que tampoco quería ser ya amigo de su cónyuge. Por último y ante el fracaso de estas instancias, el consejero le preguntó al hombre si, al no poder seguir tratando a su cónyuge como esposa, ni como alguien cercano y familiar, ni como amiga, ¿tal vez la veía ya como a una enemiga? El hombre, cansado de ser exhortado en contra de su deseo a que intentara rescatar la relación por medio de los distintos amores naturales, respondió de manera afirmativa, a lo que el pastor replicó que, entonces, con mayor razón, debía amarla, porque Dios nos pide amar incluso a nuestros enemigos “a pesar de”
Amar “a pesar de”
29 agosto, 2022
2 Lectura mínima
“El amor de Dios por nosotros incluye el compromiso inquebrantable de amarnos “a pesar de” y asimismo espera que lo imitemos”
También te puede interesar
Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
Deja tu comentario