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Segmentos

Jesucristo es el Señor

““Llamar a Cristo Señor es la aceptación de su derecho a gobernar nuestra vida y de nuestro deber de brindarle nuestra obediencia”

La palabra “Señor”, con mayúscula, lejos de ser un simple término para referirse a un varón adulto o para expresar un mínimo y protocolario trato de respeto social hacia una persona de sexo masculino −que son los usos habituales que hoy se hacen de él−; es uno de los nombres propios de Dios que Él nos revela en la Biblia, desde al Antiguo Testamento, como traducción al español del hebreo Adonai o en el Nuevo como traducción del griego Kyrios. Por eso, el reconocimiento unánime por parte de la iglesia de la divinidad de Cristo dio lugar a que se le atribuyera de manera espontánea y casi sistemática este nombre propio, de donde a partir de entonces y hasta hoy la iglesia se refiere a Cristo y se dirige a Él en oración y casi sin pensar en lo que esto implica, mediante el nombre “Señor”. Pero el Señor Jesucristo se anticipó a este trato correcto pero un poco irreflexivo de la iglesia respecto de Él, llamando nuestra atención a lo que significa decirle “Señor”; como cuando una madre o un padre llaman a su hijos y éstos les responden con un desobligante e irrespetuoso “¡Qué!…”, ante lo cual los padres advierten sentenciosamente “¿Cómo?…”, indicándoles con ello que deben modificar su respuesta por la más respetuosa “¡Señor!…” o “¡Señora!…” que indique que saben que están tratando con sus autoridades y que, como tales, son conscientes de que les deben respeto y obediencia. Después de todo, como también lo advierte el Señor: “»No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino sólo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo” (Mateo 7:21)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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