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Innovación o renovación en la iglesia

“En la doctrina y práctica cristianas es diferente innovar que renovar. La renovación es de Dios, la innovación es del diablo”

La innovación es apreciada y fomentada en el campo del emprendimiento, la industria y la tecnología en donde presta una gran utilidad a la hora de llevar a cabo la necesaria reingeniería o reinvención que nos permita adaptarnos constructiva y provechosamente a los cambios en nuestro entorno. Pero hay que tener cuidado cuando se la convierte en un fin, y no tan sólo en un medio para poder mantenernos dentro de los derroteros que Dios ha establecido para cada uno de nosotros, enmarcados en el propósito para el cual fuimos creados, tal como lo expresa el catecismo menor de Westminster: “El fin principal de la existencia del hombre es glorificar a Dios, y gozar de él para siempre”. Cuando la innovación se convierte en un fin, surge el esnobismo, actitud degenerativa en la que el siempre loable interés por la verdad es sustituido gradualmente por el mero interés por la moda o el tema de último momento, como les sucedió a los griegos del primer siglo de la era cristiana, según nos lo informa Lucas: “Es que todos los atenienses y los extranjeros que vivían allí se pasaban el tiempo sin hacer otra cosa más que escuchar y comentar las últimas novedades” (Hechos 17:21). Y es que, en último término, no hay en realidad nada nuevo, por lo que cualquier novedad que sea de provecho, es producto de la renovación segura que Dios lleva a cabo en el mundo, mientras que el culto a lo novedoso simplemente por serlo, entraña peligros que Satanás capitaliza muy bien a favor de sus perversos propósitos, promoviendo la innovación en todos los frentes para desviar nuestra atención de la verdad eterna revelada de forma culminante en Cristo.

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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